El ojo se nubla con una cortinilla de reflejos provocados por la continua exposición al sol. Pero ahora Helios da un momento de tregua; pasa alto y regala un poco de sombra aliviadora.
El puente de tus ojos
Entro a la casa de tus ojos negros
cruzando el puente de tu cuerpo,
el puente que cuelga del cuerpo del aire
sostenido por tus cabellos negros
Y tú sostienes mi cuerpo colgante de tus ojos
con los hilos de tu mirada sólida
que no me deja caer al vacío de tus ojos negros
Y me extiendes el puente de tu cuerpo
para llegar al otro lado de tu mirada,
allí donde me esperas con los brazos abiertos de tu abismo
Yo confío en tu mirada
porque es lo único que puede darme
la belleza terrible del puente
Que nunca termina de cruzar al otro lado de ti
y me deja de este lado siempre
en la orilla de tus ojos
Que observan con amorosa frialdad
el esfuerzo inútil que hago por salir de mí,
para entrar en ti.
Para salir del puente que me deja
a medio camino de los dos,
en medio, donde no soy ni tú, ni yo
Tú y yo lo sostenemos
desde nuestra respectiva orilla
Yo sostengo tu existencia al mirarte
y tú la mía de igual manera
El abismo entre tu existencia y la mía
es lo que sostiene la existencia del puente
El día que nos encontremos a mitad del puente
nuestros ojos dejarán de sostenerse
Ya no podré mirarte desde fuera de ti
y olvidaré la belleza oscura del abismo
Observaré la caída del puente
abrazado de tus ojos negros, paracaídas en la piel
donde navegan las imágenes ahogadas.
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